CONSUME HASTA MORIR
La publicidad, el principal canal de difusión de la ideología consumista, es unidireccional, no admite respuesta. Transmite de forma normalizada valores hedonistas, individualistas y el consumo como la vía más exitosa de distinción social. Y sin embargo, lo que mejor define el consumo de los casi 2000 millones de personas que formamos parte de la clase consumista es la distribución injusta de la riqueza, el agotamiento de los recursos y un ilusorio progreso infinito, basado en lo económico, que no parece hacernos más felices.
Consume Hasta Morir es una reflexión sobre la sociedad de consumo en la que vivimos, utilizando uno de sus propios instrumentos, la publicidad, para mostrar hasta qué punto se puede morir consumiendo. El grupo se formó en el año 2002 dentro de Ecologistas en Acción, una confederación de ámbito estatal fruto de la unificación, en 1998, de más de 300 grupos ecologistas.
Este sitio fue creado por la asociación española Ecologistas en Acción que considera que la destrucción acelerada de la naturaleza tiene su origen en un modelo de producción y consumo cada vez más globalizado y dominado por corporaciones transnacionales, del que derivan problemas sociales, y que hay que transformar si se quiere evitar el colapso ecológico del planeta.
En lo fundamental, Consume hasta Morir plantea que el consumo es una necesidad humana que se satisface participando en el circuito comercial donde la compra de bienes y servicios se realiza a cambio de dinero. Lo malo es que ese sistema comercial se sustenta en la obsesión por vender y consumir.
La publicidad se encarga de mostrar una realidad deformada, tratando de que las personas consuman sin límites, sin reflexionar en los posibles impactos o perjuicios que puedan causar a la salud, al medio ambiente o a otras culturas.
Se nos hace creer, desde pequeños, que para ser felices, debemos consumir todo tipo de productos: viajes, políticos, salud, sexo, seguridad, deportes y mil cosas más.